Procesos judiciales como maniobra distractiva...
¿Hasta dónde van a llegar las presiones del Poder Ejecutivo para seguir utilizando estos procesos judiciales como maniobra distractiva de los graves problemas reales que aquejan a nuestro país y que está sufriendo el pueblo?
El 19 de abril de este año solicite al Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 (Causa Dólar Futuro), al Juzgado a cargo de Ercolini (Causa Asociación ilícita y Expediente Hotesur), y a Bonadío que se me autorizara a mí y a mi hija Florencia a ausentarnos del país desde el día viernes 5 de mayo hasta el viernes 19 del mismo mes, inclusive.
Dicha petición obedece a la necesidad de cumplir con una serie de invitaciones oficiales que me han sido cursadas en mi carácter de ex-Presidenta de la Nación (Partido Syriza de Grecia, presidente del parlamento griego y primer ministro Alexis Tsipras, parlamento Europeo, club de la universidad de Oxford, sindicatos ingleses, entre otros). El acompañamiento de mi hija no es algo nuevo. Ha estado conmigo en viajes oficiales durante mis presidencias.
Tanto el Tribunal Oral como Ercolini autorizaron nuestra salida sin imponer ningún tipo de condicionamientos, por la sencilla razón de nuestra estricta sujeción a la ley. Por otra parte viajé, durante el año pasado a la República Federativa de Brasil y a la República del Ecuador sin ningún tipo de condicionamientos y que -es más que obvio- regrese al país.
Sin embargo en esta oportunidad, Bonadío supeditó la autorización de salida del país requerida, a la previa constitución de una caución real de $150.000 por mí y otra de igual monto por mi hija, argumentando que el monto de la caución real sería necesario para garantizar nuestro retorno al país.
Resulta increíble que se considere que la suma impuesta constituye un “elemento disuasivo suficiente” (sic) para evitar que una ex-Presidenta de la Nación se fugue del país. Bonadío ha embargado prácticamente todo el patrimonio de la familia. Se ha decretado la inhibición general de bienes. Ha bloqueado la mayoría de las cuentas e incluso se ha llegado al absurdo de prohibirme el uso de tarjetas de crédito. Nada de ello y otras arbitrariedades aún mucho más graves han modificado mi decisión de permanecer a derecho y seguir cumpliendo con todas mis obligaciones procesales.
En otras palabras existen medidas cautelares ya trabadas inconmensurablemente superiores que ponen en evidencia que esta nueva medida resulta totalmente innecesaria y nada tiene que ver con la supuesta finalidad que se invoca.
Reitero, tres fiscales federales (incluyendo el que interviene en la causa de Bonadío) y cuatro jueces del fuero (el titular del Juzgado N°10 y los integrantes el Tribunal Oral N°1) han reconocido de manera expresa que no existe razón alguna que permita pensar que no voy a regresar al país luego de que cumpla mis compromisos en el exterior.
Sin embargo Bonadío, una vez más, hace gala de su afán persecutorio cuando me impone cauciones y restricciones con el sólo efecto de humillarme y darle títulos a los diarios para que continúen con su campaña mediática de difamación.
Hace tres meses el mismo Bonadío autorizo mi salida del país junto a mi hija Florencia entre los días 14 y 24 de Febrero del 2017 sin ningún tipo de cauciones ni restricciones. ¿Qué es lo que cambió?
Es fácil advertirlo, se trata de dar trámite a esta causa cumpliendo a rajatablas con los deseos de los dueños de los medios de comunicación y el gobierno de Mauricio Macri.
Para peor, Bonadío dictó esta resolución después de haberse declarado incompetente para seguir entendiendo en la causa, no obstante lo cual sigue adoptando medidas que revelan su actitud de venganza y revanchismo personal hacia mi persona y la de mi hija.
Un hecho más sucedido en la misma causa es la demostración más evidente. Bonadío en la misma causa que me fija caución real y restricción a mi libertad y a la de mi hija, autorizó a viajar a Miami a otro de los procesados en esta causa. A dicha persona se la acusa al igual que a mí de haber formado parte de una asociación ilícita. A mí en mi carácter de ex-Presidenta y al otro procesado en su carácter de contratista de obra pública. Sin embargo la autorización a viajar a Miami fue sin ningún tipo de caución ni restricción.
A esta altura cabe preguntarse, ¿Quién habrá de poner límites a tantos abusos y desmanejos que violan toda razonabilidad y sentido común?, ¿Cómo alguien puede pensar seriamente que necesito que me pongan una caución de $150.000, para asegurar que me mantendré a derecho cuando lo he estado a pesar de todas las tropelías y abusos a los que he sido sometida?.
¿Cómo puede pensar alguien que Florencia que deja a su pequeña hija de 18 meses con su padre, solo va retornar al país porque le fijaron una caución de $150.000?
¿De qué manera se compatibiliza semejante absurdo cuando expresamente se reconoce que cumplí en todo momento con mis obligaciones procesales concurriendo cada vez que fui citada al Juzgado –aún de manera injustificada, como por ejemplo cuando se me obligó a viajar 5.000 kilómetros para realizar una diligencia de mero trámite-
¿Hasta dónde van a llegar las presiones del Poder Ejecutivo para seguir utilizando estos procesos judiciales como maniobra distractiva de los graves problemas reales que aquejan a nuestro país y que está sufriendo el pueblo?
En definitiva, se trata de muchas preguntas que, más temprano que tarde, deberán ser contestadas y esclarecidas no sólo en el ámbito judicial, sino fundamentalmente ante la sociedad y la historia, la primera porque merece conocer la verdad y la segunda porque su juicio será inapelable.
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